LAS POLÍTICAS AMBIENTALES
La política ambiental es el conjunto de los
esfuerzos políticos para conservar las bases naturales de
la vida humana y conseguir un desarrollo sostenible. Desde los años 70, con la conciencia ambiental creciente, se ha convertido en
un sector político autónomo
cada vez más importante tanto a nivel regional y nacional como internacional.
En los gobiernos de muchos países hay un ministerio encargado de temas ambientales. A nivel de empresa la política
ambiental es un requisito de los sistemas de gestión medioambiental certificados como ISO 14001.
Los principios de la política ambiental se sustentan en los contenidos
en la ley general del ambiente y adicionalmente en los siguientes principios.
·
Transentorialidad: el carácter transentorial de la gestión implica que la actuación de las autoridades
públicas con competencias ambientales debe ser coordinadas y procesadas a nivel nacional,
sectorial, regional y local, con el objetivo de asegurar las acciones de acciones integradas, para optimizar sus resultados.
·
Analiz, costo y beneficios: las acciones públicas deben considerar el análisis entre los recursos a invertir y los retornos
·
Competitividad: las acciones públicas en
matera ambiental deben contribuir a mejor la competitividad del país en el marco del desarrollo socioeconómico y la protección del interés público.
·
Gestión por resultados: las acciones públicas deben a una gestión por resultados e incluir
mecanismos de incentivo y sanción para asegurar el adecuado cumplimiento de los
resultados esperados.
·
Seguridad jurídica: las acciones públicas deben sustentarse en normas y criterios claros,
coherentes y consisten en el tiempo, a fin de asegurar la productividad, confianza y gradual ismo de la gestión pública en
material ambiental.
·
Mejora continua: la sostenibilidad ambiental es un objetivo de largo plazo que debe
alcanzarse a través de esfuerzos progresivos, dinámicos, y permanentes, que
mejoras incrementales.
·
Cooperación pública y privada: debe propinarse la conjunción de esfuerzos entre las acciones públicas y
las del sector privado, incluyendo a la sociedad civil, a fin de consolidar objetivos comunes y compartir
responsabilidades en la gestión ambiental.
LA POLÍTICA AMBIENTAL
Los años ochenta y
noventa, pasó por la etapa de reformas neoliberales de la economía y transitó
progresivamente hacia formas de operación que la integran al mercado ambiental
global. Pero la escala regional de la crisis ambiental es el espacio concreto
en el cual interactúan los actores del mercado ambiental. En el caso de México,
existen escenarios claramente diferenciados que se reseñan para ilustrar la complejidad
de ese fenómeno característico de la globalización: su doble vertiente
global/local. Más allá de un asunto teórico, mi propuesta es que una política
dirigida hacia la crisis ambiental debe considerar lo que denomino el “saber
geográfico”, es decir, la particularidad social y económica en que se produce
geográficamente dicha crisis.
México es
un país con un gran acervo de capital natural, pero sometido a una ardua
presión por lograr una alta tasa de crecimiento económico de corto plazo. En la
búsqueda de un desarrollo social y económico que incluya la preservación de un
ambiente natural de calidad, el Estado mexicano ha introducido en su agenda los
asuntos ambientales. Sin embargo, las instituciones y las políticas públicas
destinadas a regular el comportamiento ambiental de los actores han vivido, y
siguen viviendo, un proceso de aprendizaje en el transcurso del cual se han
adoptado diferentes posturas y estrategias. Este artículo revisa la evolución
de las instituciones y de las políticas instrumentadas en la última década,
cuestionando en particular la pertinencia y eficacia de las mismas a la luz de
la perspectiva económica.
Las primeras
fases de la política ambiental en México, como casi en todo el mundo, se
orientaron hacia las causas más aparentes de la contaminación y entre las
cuales destacaba el sector industrial. Se tomaron medidas de
"emergencia" para solucionar problemas inmediatos orientados hacia
los efectos ambientales externos de la empresa, y por ende se buscó un control "al
final del tubo".
Gradualmente se
fue llegando a un punto en el cual se hizo patente que insistir en el
comando-control y en las soluciones al final del tubo resultaba cada vez más
costoso y la vez menos efectivo, lo que llevó a que se desarrollasen nuevos
enfoques en tomo a la prevención de la contaminación.
Al transcurrir el
tiempo y disponerse de mejor información es posible redimensionar el papel que
juega la industria en la contaminación en general y se observa que en muchos
casos hay una gran falacia. Por ejemplo, en el plano atmosférico urbano la
industria genera a lo sumo 20 o 30% de los contaminantes, como se percibe al
analizar prácticamente cualquier inventario de emisiones atmosféricas.
En el caso del
agua, la responsabilidad directa de la industria asciende en México a un 20% de
la contaminación total de las cuencas, e indirectamente contribuye a través de
la producción de plaguicidas y fertilizantes. Cabe señalar que la industria es
en este caso responsable de la presencia de casi la totalidad de los contaminantes
tóxicos que se encuentran en nuestro cuerpo de agua. en lo que se refiere a los
residuos peligrosos y a actividades altamente ríesgosas, así como a la
contaminación de suelos por metales pesados y tóxicos, la industria sin duda es
el principal responsable (si dentro de la definición de industria incluimos a
la minería). Es éste el único caso en que la responsabilidad de la industria no
ha sido exagerada.